Los problemas de sordera o déficit de audición suponen un verdadero obstáculo para la comprensión del lenguaje hablado. Partiendo de que el lenguaje es el elemento básico de la socialización, las personas sordas no lo tienen nada fácil para relacionarse. Además, aprender a comunicarse de forma escrita, tampoco es sencillo si se tienen problemas de sordera. Esta dificultad a la hora de acceder a la información supone un claro hándicap para las personas sordas. Esto hace que construyan su sexualidad de forma distinta a las oyentes. Y es que, aunque no haya diferencias fisiológicas entre personas sordas y personas oyentes con respecto al desarrollo sexual, sí que hay una gran falta de información.
Por otro lado, a pesar de que las personas sordas puedan desenvolverse bien en la vida y tener relaciones sexuales; sin embargo, suele haber sentimientos y emociones que no comparten con respecto a su sexualidad debido a esa falta de información que sufren desde la infancia, unido a los obstáculos que la sociedad le impone.
Sordera y sexualidad
Las personas con problemas de sordera, sobre todo en los casos más graves en que no consiguen oír nada, tienen aprendizajes sexuales propios. Sus propias experiencias y la escasa información que obtienen de amigos y en contados casos de familiares es con lo que construyen su sexualidad. Además, la mayoría de personas sordas tiene muy pocas posibilidades de resolver sus dudas a nivel sexual. Si bien son muchas las situaciones en las que una persona con sordera se siente desprotegida, en el terreno de la sexualidad esta situación se agrava. Les sirve de mucha ayuda para la excitación y la masturbación poder visionar videos porno gratis x en internet. Eso si es verdad. Volviendo a lo anterior, cabe recordar que no hay una preocupación familiar o institucional que afronte este problema.
Por otra parte, aunque dentro de una familia se dé la comunicación en lengua de signos, hablar de temas sexuales, no solo es poco habitual ya de por sí, sino que además es más difícil de signar. Por otro lado, la familia suele centrarse más en otras cuestiones de la vida diaria, olvidando la importancia de la sexualidad para la vida de la persona con problemas de sordera. A la problemática anterior hay que sumar el hecho de que la sordera conlleva una clara dependencia de los demás, sobre todo en los primeros años de vida y en la adolescencia. Esto hace que entablar relación con otras personas de su edad sea más complicado. Los adultos a cargo de la persona sorda suelen limitar las interacciones por falta de conocimiento.
Así, cuando llega el momento de relacionarse con otra persona a nivel sexual, si la relación se establece con una persona oyente como pareja, la calidad de la información que la persona sorda pueda tener dependerá de su pareja. Pero, la transmisión de dicha información, expectativas, ideas y formas de ver la vida de esta difiere de la de la persona sorda. Además, el sentir psicológico de una persona sorda se inclina mucho a la culpa, debido a la falta de información y educación sexual que reciben. La autoestimulación, el descubrimiento de material sexualmente explícito (ya sea de temática hetero como la web citada anteriormente o videos porno hardcore) o hablar de temas sexuales, suele crear un sentimiento de incomodidad que hace que eviten hablar de ello.
En el aspecto del desarrollo físico del cuerpo, esta etapa queda para la persona sorda como algo que tiene que descubrir según se vayan dando los cambios. No se tiene en cuenta el impacto que causan los cambios físicos característicos de la pubertad ni se educa a las personas sordas para vivir su sexualidad de forma sana.
También se desconoce qué ocurre en edades tempranas con las personas sordas con respecto a la sexualidad. Sus primeros juegos sexuales, los roles de género, los estereotipos dentro de los cuales viven, cómo canalizan sus dudas y sentimientos, etc. No hay información ni estudios al alcance de las familias para abordar estos temas.
Solo algunas instituciones especiales contemplan temas de sexualidad, pero generalmente su abordaje, en lugar de estar a cargo de especialistas, se lleva de manera biologisista y meramente informativa. Así, la vida sexual en pareja de las personas sordas adolece de grandes vacíos de información desde la más tierna infancia. Las personas con problemas de sordera no disponen de información básica sobre cuidado de su propio cuerpo, en el sentido de la prevención de enfermedades de transmisión sexual y reproducción; menos aún sobre temas relacionados con el placer. Si ya la población oyente carece de una educación sexual adecuada, en las personas sordas esto empeora.
A modo de conclusión, se puede afirmar que las relaciones sexuales cuando se tienen problemas de sordera se complican sobremanera. A las dudas e inseguridades que cualquier persona oyente pueda tener, hay que sumarle las dificultades de comunicación y una falta total de información en este aspecto de la vida.